martes, 15 de noviembre de 2011

Nuestra Inseguridad


"Somos un pueblo inmerso en su propia oscuridad" 

La inseguridad es un tema que oímos constantemente, un tema del que todos discutimos y que empieza a ser un cáncer que nos va carcomiendo por dentro poco a poco. Ese factor que nos acosa de alguna extraña manera, que nos provoca el miedo de nuestro entorno, que no nos da descanso en ningún momento del día.

Inseguridad es aquella que deja las quejas volando por el viento, de la que ahora nadie se puede deshacer pues vive inmersa en nuestra mente. Es palabra que aparentemente se ha vuelto nuestra única manera de vivir y de la que nadie, pobre o rico, está a salvo

Percatémonos de cómo han cambiado las cosas, como es que nos vemos hoy en día unos a otros con miedo y desconfianza de las personas con las que interactuamos día tras día. Como no añorar aquellos días en los que uno podía salir en su carro a pasear sin ir con el temor que actualmente sufrimos todos. Esos días en los que uno se podía sentar a escuchar las noticias sin parecer que escuchamos solo tragedias, matanzas y venta de drogas. Ahora un simple paseo familiar parece imposible con lugares turísticos siendo utilizados como campos de guerra entre grupos de narcotraficantes.

Sería hermoso poder regresar a aquellos buenos tiempos en donde no teníamos que preocuparnos de caminar por las calles solos, donde un policía era un elemento de seguridad y no un delincuente encubierto. En el que sonreíamos, confiando en que todos vivíamos en una hermosa paz.

Pero es muy fácil soñar y desear sin actuar para lograr que ese deseo se vuelva realidad. Nos quejamos día tras día de lo mal que estamos, que la gente con poder es la culpable y que “por eso estamos como estamos”. Pero pregunto, ¿Acaso cada uno de los que protestamos hacemos algo para solucionarlo?, no basta con solo quejarse en la casa o anónimamente en las redes sociales. ¿Cuántas veces nos hemos quejado y hablar de una solución sin llevarla a cabo?

Esa misma inseguridad de la hoy todos sufrimos la hacemos nosotros y nadie más, porque la permitimos, por que no actuamos, porque solo hablamos por hablar. Porque nos conformamos con solo sufrir o ver sufrir. Es momento de actuar, de hacer algo por salvar a este pueblo del virus que no está aniquilando desde adentro. Levantémonos para lograr un cambio. Olvidémonos de todo aquello que se relaciona con la inseguridad.

Despidámonos de aquellas obligaciones como personas y sociedad que dejamos a un lado, ignoremos a todo aquel que busque corrompernos llevándonos al mal. Alejemos de nuestros hogares el miedo. Quitemos el orgullo y el egoísmo. Impongamos la bondad y la confianza. Formemos una sociedad basada en la
honestidad, regresemos a esa humildad que caracterizaba a nuestro pueblo, deshagámonos de todo lo que nos afecta. Provoquemos las ganas de huir de aquellas bandas, de aquellos villanos que se quieren apoderar de todo lo que por derecho nos pertenece y que hemos dejado que se apropien. Solo basta un poco de esfuerzo para que algo se vuelva enorme un empujón eso es todo lo que se necesita.

No ignoren mis palabras, el ser joven no es un delito, el dar nuestra opinión podría cambiar lo que ahora vivimos, ¿Por qué considerarnos inmaduros, solo por observar el mundo desde una perspectiva que los demás no tienen?. Porque acusarnos de ignorantes, imprudentes, inconscientes, que no somos nosotros los más afectados con esta situación. No debes callarte, ni reservarte tus acciones, puesto que muchos jóvenes han logrado y lograrán lo que muchos otros no. Un joven puede ser el resplandor que esta sociedad necesita para salir de la oscuridad en la que vivimos.

Entonces les invito a cada uno de los presentes a que salga de este lugar, con la cabeza en alto, con el fin de eliminar del vocabulario, de la vida y del alma de cada ser humano aquella palabra acción situación y momento que nos parte el alma, que nos pone en nervios, aquella que no nos deja descansar, que nos aterra, de la que todos nos quejamos. Que nos arranquemos de la piel cada sentimiento de tristeza, amargura, desolación y coraje que nos ha provocado. Basta con reflexionar sin prejuicios con la intención de actuar que no solo se quede en un pensamiento para poder así llegar un día a decir adiós a la inseguridad.
Michel Nathaniel Pérez Tovar Flores 

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