No soy muy seguidor de los
clásicos pero cuando se presenta la oportunidad de leer uno hay que tomarla y
fue así como esta clásica historia cayó en mis manos para entregarme uno de los
mejores dramas que tenido el placer de leer pero que sin duda alguna ha logrado
algo que pocos libros pueden, el encariñarte tanto con un personaje tan odioso
que a pesar de que deseas su final es aquel que más te duele dejar ir. Emile
Bronte usa un tercero para narrarnos la historia de una familia que tras
adoptar a un niño verá a todos sus descendientes sufrir por la venganza y
egoísmo de todos los que a su alrededor le provocaron, en una historia donde el
amor se convierte en la peor maldición que pueda existir. Nos la vivimos tres
generaciones con esta familia y dos lugares que son completamente diferentes
pero que en el fondo tiene la misma alma. Una historia de sufrimiento y amor en
una mezcla única en su especie.
Heathcliff es un ser humano que
tras una oportunidad de pertenecer a una familia se le cae el mundo encima
creando en él un corazón lleno de odio y sed de venganza pero que solo la
chispa del amor a mantenido calmada hasta que es demasiado tarde para un hombre
que a pesar de haber tenido la oportunidad de seguir adelante ha seleccionado
un camino donde el sufrimiento ajeno y la mano dura será sus goces del día con
día poco a poco conocemos a este enigmático hombre que con todo y sus actitudes
logra cautivar a quien tiene enfrente haciéndolo un sumiso a su hipnótico
poder.
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